Acerca del libro: 2014 / Rusia ha demostrado en la historia la experiencia de un imperio correcto y viable. El proyecto secular occidental, con su supuesta tolerancia y humanidad hacia “los demás”, impone al mundo que nos rodea ideas, patrones de comportamiento y actitudes completamente innecesarios, a veces no sólo extraños, sino francamente blasfemos y feos desde un punto de vista tradicional. Occidente es incapaz de llevar a cabo su expansión sin socavar las tradiciones y los valores tradicionales de otras culturas. Rusia no debe “complacer” al mundo entero, no debe adaptarse a la situación mundial actual, sino utilizarla para recrear un orden armonioso, para ganar tiempo y espacio cultural y vital para nuestra Tradición-Civilización. No creemos que en el pasado de Rusia existiera cierta “edad de oro” que merezca un culto ciego y a la que sea necesario regresar. Más bien, estamos tratando de reconstruir Rusia como podría haber sido si no se le hubiera impedido desarrollar su tradición de Estado-nación. En otras palabras, estamos tratando de ver en la historia de Rusia los hilos que la conectan a pesar de todos los puntos de inflexión, a pesar de los tiempos difíciles y las revoluciones, y estirar esos hilos hasta el día de hoy. La presión de las fuerzas vitales de nuestro pueblo a principios del siglo XX era enorme, y entonces el líder y el Estado pudieron aprovechar este ascenso demográfico, voluntarioso y antropológico del mundo ruso. Hoy asistimos al declive del mundo ruso. En nuestra era, los métodos deben ser de filigrana y el líder debe ser un virtuoso para poder resolver tales problemas al menor costo. El autor y el editor agradecen al centro analítico "Lanza de Peresvet" que opera en el Club Izborsk por su apoyo en la implementación de esta publicación..