Acerca del libro: 2014 / Cuantos más años pasan desde la llamada “perestroika”, más convencido estás de que fuiste testigo de el mayor crimen concebido contra el pueblo que conservaba en el siglo XX al menos algunos restos de espiritualidad cristiana. Estrictamente hablando, no hubo “perestroika”; su nombre se convirtió en una pantalla detrás de la cual se escondían la traición y la traición. En la vida real las “reformas” no existían y sus nombres se camuflaban para encubrir actos criminales de robo de la riqueza nacional. Por lo tanto, recordando ahora a las personas que lideraron la “perestroika” en ese momento, yo, como historiador, no puedo considerarlos figuras públicas o gubernamentales, sino criminales. Si hubieran vivido en el Imperio Ruso del siglo XIX, sus acciones habrían estado comprendidas en un artículo del código penal, lo que habría resultado en la horca o trabajos forzados..