Sobre el libro: 2015 / Las paredes blancas del hospital... el chirrido histérico de las ruedas de la silla de ruedas... una fina aguja que inyecta un veneno casi mortal en el sangre... Quizás Arina nunca ha estado tan cerca de la muerte. Ella, que recibió el don de la brujería junto con la sangre de bruja negra, se convirtió en objeto de los intereses de otra persona, en un medio para lograr los objetivos de otra persona. No fue por su propia voluntad que la niña terminó en una clínica privada. ¿Quién es ella aquí? ¿Paciente? No, más bien como un prisionero. “Está loca”, dice el personal sobre Arina, y ante los ojos fríos del dueño de la clínica la bruja lee su frase Corre, bruja, corre o morirás..