Sobre el libro: 2011 / "...– ¡Querido joven! – de repente una voz femenina tranquila llegó desde algún lugar arriba. En él se escuchaba el susurro de las hojas de otoño, perturbadas por Bóreas, el dios del viento del norte. - Hazme un favor, dame una pelota - eso es mala suerte, rodó hacia algún lugar. París miró sorprendida hacia donde venía la llamada de auxilio. En un saliente de una roca, a unos veinte codos por encima de la cabeza del. Príncipe troyano, se sentó con las piernas cruzadas, mirando las rocas que crecían al pie de los arbustos, anciana seca y arrugada.…»