Acerca del libro: año / 1983 Una llama zumbante roía con avidez una casa moribunda; no, ya estaba muerta. Sólo quedó el esqueleto, negro, más negro que el cielo nocturno, un esqueleto abierto con agujeros en las ventanas. Los techos se estaban derrumbando y los restos corroídos del techo volaban en harapos. La gente pululaba estúpidamente por la casa. Los uniformados corrieron y alborotaron, considerando seriamente significativa su actividad; los que vestían ropas normales miraban fascinados el fuego, poniéndose de puntillas, o los afortunados que no cayeron ante la llama hambrienta yacían y se sentaban en el suelo, indiferentes a lo que estaba sucediendo. Se sentaron, vivos, yacían, muertos. La indiferencia fue similar, porque los supervivientes aún no se habían dado cuenta de lo afortunados que eran. El incendio comenzó tan rápidamente que los residentes que escapaban de los pisos superiores murieron antes de llegar al segundo piso.. ...