Sobre el libro: año / Hoy, en su cumpleaños, ella, como siempre, se despertó y salió al balcón. No le tenía miedo a la escarcha; en pijama estaba de pie y admiraba el cielo invernal. Soñaba con convertirse en pájaro, con volar, con ser libre. Un pensamiento inesperado pasó por mi cabeza, ¿y si saltara del balcón y pusiera fin a todo este infierno de una vez por todas? Ruslan no lo dejará ir, pero ya no tiene fuerzas para soportar la violencia. Sin dudarlo, se subió a la valla de piedra, se volvió hacia la ventana, esperó un par de minutos y aparecerá el “espectador” principal. Y así sucedió, Ruslan entró corriendo en la habitación y se detuvo en la puerta. - ¿Qué estás pensando? Bájate rápido. - Vete a la mierda. - Margarita mostró su dedo medio, se empujó y voló hacia su libertad, aunque corta, pero libertad. - Nooo. - escuchó después de su salto.