Acerca del libro: 2020 / En la primavera de 1944, al comandante de un pelotón de reconocimiento se le asignó la tarea de escoltar a tres extraños oficiales hasta la línea del frente. Lo extraño de ellos era su calma antinatural, incluso su indiferencia ante lo que estaba sucediendo, aunque se estaban preparando para un negocio deliberadamente arriesgado. Y sus rostros estaban de alguna manera bien cuidados, elegantes, sin "lucha" en absoluto. Uno de ellos, poco antes de partir, cogió una guitarra y cantó una canción. Con angustia, con ronquera. Al explorador le gustó tanto que escribió las palabras en su diario. Muchos años después, ya en una vida tranquila, volvió a escuchar la misma canción. Este fue un nuevo golpe, como dicen ahora, de Vladimir Vysotsky. A los cuarenta y cuatro, el gran bardo tenía sólo seis años y entonces no podía componer esta canción. Entonces esos extraños oficiales de alguna manera terminaron en el cuarenta y cuatro del futuro.…